¿Os habéis preguntado alguna vez cómo llegasteis a esta fiesta?
Yo me colé hace diez años. Como en la canción de los 80. “Coca Cola para todos y algo de comer”. Así fue como me enganché. Atraído por una mezcla de reunión clandestina de activistas del lápiz y de cumpleaños con amigos del recreo. Imposible no conectar con un colectivo que siempre te recibía en su espacio mínimo, aún sin tener el grado “P”. Esa “P“ que siempre me ha pesado en la conciencia porque nunca me he atrevido a dar el gran salto.
Así, sintiéndome como un intruso, llegó la oportunidad de encontrar mi lugar, cuando me pidieron que como docente de una EASD, representase a APIV en una comisión de FADIP, para presentar una serie de alegaciones al Ministerio, ante la “Propuesta de programación de mínimos familia de diseño gráfico de Junio de 2010”.
Dudé. Sobretodo, cuando en un escrito sobre la enseñanza de la ilustración en España, FADIP apuntaba directamente sobre la falta de preparación específica del profesorado de Ciclo Formativo de Ilustración. Pero firmé, a pesar de estar tirando piedras sobre mi propio tejado. Y lo hice tomando consciencia de la falta de diálogo entre las EASD y las API y tomando conciencia de que había que hacer algo para sortear esa brecha.
Finalmente, el balance fue doblemente positivo.
Por un lado, las enmiendas presentadas pudieron cambiar un poco el panorama de la enseñanza de la Ilustración en España.
Y por otro lado, se ha producido un acercamiento de las EASD y APIV, al menos con la escuela en la que trabajo actualmente.
Así que ya sé porque me quedo en este guateque, porque al borde de una piscina con trampolín olímpico para que salte el que quiera saltar, he descubierto que “profesional” y “profesor” encierran en su aparente confrontación, un mismo origen etimológico. El prefijo pro- (hacia delante) y el verbo fateri (confesar) nos dicen que “P” y “P” compartimos el acto de profesar, de declarar públicamente nuestro compromiso con la profesión ilustradora.
Pablo Ruiz
Esta ha sido mi aportación de texto e ilustración a la exposición «IL·LUSTRE ANECDOTARI» Vida y extraordinarias y portentosas aventuras de los y las profesionales de la ilustración gráfica, con la que la APIV ha celebrado su 20 aniversario en la 52 Fira del llibre de València, del año 2017.
Creo que no hace falta explicar cuales han sido los referentes.
Entre Peters Sellers y Josep Renau.
Una mezcla de humor y de compromiso con la vida.
Espero que mi anécdota pueda aportar un granito de «arena» a esa playa a la que todos hemos fijado un rumbo y que, aunque no sea la luz de un faro que alumbre en la oscuridad, sirva para asentar la base sobre la que construir ese faro.
Manu Garrido, ilustrador, historiador, crítico de arte y gerente de APIV, lo explica mejor que yo en la presentación de esta exposición:
A menudo escuchamos el cacareo de que esta, la nuestra, es una profesión muy solitaria. La soledad, la falta de comunicación, de intercambio de información y de experiencias, nos hacen débiles y vulnerables ante quienes tratan de aprovecharse del desconocimiento, de la inexperiencia o de la ilusión de aquellas personas que comienzan su andadura profesional. Combatir esa soledad y esa indefensión es, sin lugar a dudas, la piedra angular, la razón de ser, el leitmotiv de una asociación profesional. No en vano homenajeamos en nuestro título la Vida y extraordinarias y portentosas aventuras de Robinson Crusoe de York, navegante, como paradigma de la soledad exacerbada —física y espiritualmente— y del ansia por regresar al abrazo de la vida colectiva. Un lugar en el que alimentarse de la experiencia de aquellos que nos precedieron, que allanaron el camino, que nos puedan servir de brújula, de asidero, de faro. Un espacio en el que los talentos emergentes que dan sus primeros pasos en el terreno de la ilustración y el cómic —en la compartición gráfica de las ideas, en definitiva— contagien a sus predecesores de una savia nueva, de nuevos lenguajes y referentes, de nuevos modos de hacer y de territorios inexplorados. Un mástil al cual ligarse y hacer oídos sordos ante los cantos de sirena: «no tenemos presupuesto pero te haremos promoción», «colabora en este proyecto e intentaremos pagarte en el siguiente», «esto lo verá mucha gente y te lloverán los encargos» o, el más burdo de todos, «si no lo haces tú, ya encontraremos a alguien dispuesto a hacerlo».